martes, 23 de septiembre de 2008

carta

Querida Martha,

Conseguí trabajo.

No es el que imaginaba, pero ya vez como son las cosas, uno pone sus esperanzas en algo que veces no suceden entonces hay continuar, ajustarse los pantalones, sacar pecho y seguir andando con los pasos firmes y bien puestos sobre la tierra, otras veces hay que respirar profundo y darle duro, por eso sigo aquí, porque no he querido rendirme. Lo sé, divago, pero no puedo evitar comentarte aquello de la fe y las ganas. Lo sé, y sé que por mucho que lo intente no puedo evitar ser como soy, tu me conoces, por lo que nos tocó vivir juntos. Fue, quizá, ahora que lo pienso, la mejor parte de mi vida, corta e intensa, maravillosa; quizá por eso sigo recurriendo a ti, pese a todo, te sigo creyendo, eres mi fe. Necesitaba ese trabajo, sé que no durará mucho, pero sé que puedo seguir si hay alguien que todavía confía en mi. Lo sé, ahora lo comprendo todo; recuerdo que confiamos demasiado uno en el otro y ahora solo nos quedan estas cartas esporádicas pero vitales. Lo sé, no responderás esta vez, como las otras cartas, ya hace mucho que no estás cerca de mí, ahora lo entiendo; por lo menos sé que lees cuando te escribo, lo sé porque los muertos son dioses chiquitos, no se ven, pero están en todas partes, en el mueble de la sala, en los libros que todavía me atrevo a abrir, aunque no los lea, en mi ropa, en mi cabeza. Y quizá el trabajo me distraiga un poco de ti, pero sin ti, no habrá fe que me mueva hacia ningún lugar, allí comienza un poco el miedo Martha, porque no quiero quedarme vacio, ya he tenido suficiente de pataletas y lágrimas ridículas. Mírame, ahora soy más fuerte que antes.

Te quiere.
G.




3 comentarios:

Soy ficción dijo...

Si, pareces fuerte al menos.

Pablo Mariosa dijo...

¡Qué gratificante que me resulta leer cartas!
Y es un género que lamentablemente está en bastante desuso (al menos en comparación al cuento, la novela y la poesía).
Te agradezco por visitar mi blog y dejar tus comentarios. Es muy importante para mí contar con lectores con quienes compartir mis escritos.
Claro que yo también paso a ser un lector de tu blog.
Saludos,
Pablo

mangeles dijo...

Que miedo dá leer sus libros, y tocarlos...y...

Besos ...buena suerte