miércoles, 22 de octubre de 2008

despues

Por las calles, anchas y ajenas, escucho mis pasos sobre el cemento húmedo, sin saberlo, he andado demasiado tiempo, he visto la calle encogerse y casi desaparecer, solo pare resurgir, en otro momento, inmensa y hermosa hasta el vértigo.

¡Ah!, caminar, qué placer mover los pies uno delante de otro y llevar consigo el cuerpo y a veces los pensamientos, y a veces el corazón y el alma.

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