jueves, 31 de diciembre de 2009

A las cinco de la tarde

Cuando las palabras sobran,

cuando los gritos anochecen,

las manos aprietan

los cuellos se estiran

cuando la noche regrese

tú rostro se olvida

- ¿qué hacemos? – preguntó serenamente.

- hablas huevadas Marco, deja esa tontería de los poemas, ¡a nadie le importa!, y no quiero morirme Marco...

Él continuó como si nada ocurriese. Hablada agitando los brazos y volteando los ojos.

- A papá lo han matado, ¿no lo ves?, olvídalo todo Marco, necesitamos escondernos, los hombres con sombrero nos están persiguiendo, nos van a matar.

En ese instante aparecieron bajando por los cerros y sus armas escupieron fuego.

- ¡corre...! - le grité.

A las cinco de la tarde, se callaron todos los relojes.

2 comentarios:

fgiucich dijo...

Te dejo un abrazo y te deseo un buen comienzo de año. Y mucho cuidado con los señores de sombrero.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho tu perfil.!!! tiene mucha buena onda