Cuando las palabras sobran,
cuando los gritos anochecen,
las manos aprietan
los cuellos se estiran
cuando la noche regrese
tú rostro se olvida
- ¿qué hacemos? – preguntó serenamente.
- hablas huevadas Marco, deja esa tontería de los poemas, ¡a nadie le importa!, y no quiero morirme Marco...
Él continuó como si nada ocurriese. Hablada agitando los brazos y volteando los ojos.
- A papá lo han matado, ¿no lo ves?, olvídalo todo Marco, necesitamos escondernos, los hombres con sombrero nos están persiguiendo, nos van a matar.
En ese instante aparecieron bajando por los cerros y sus armas escupieron fuego.
- ¡corre...! - le grité.
A las cinco de la tarde, se callaron todos los relojes.
2 comentarios:
Te dejo un abrazo y te deseo un buen comienzo de año. Y mucho cuidado con los señores de sombrero.
Me gusta mucho tu perfil.!!! tiene mucha buena onda
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