sábado, 18 de octubre de 2008

cigarrillo

El parque es grande y bonito. Increíblemente, siempre está verde pero a la apatía de los vecinos. 

En las mañanas es común ver a las personas reunidas haciendo ejercicios, viejos entusiastas y energéticos haciendo calistenia, estirando los músculos; señoras embarazadas recostadas estirando los brazos ayudadas por sus esposos, perros persiguiendo a los niños con quienes se revuelvan en el césped.

Sin embargo, las noches representa todo lo contrario. Al caer la oscuridad en el parque se van juntando los drogos, se venden puchos de marihuana y se producen asaltos. Son los hijos extraviados de la comunidad los que transforman el ambiente hasta oscurecer los restos de las luces de los faroles. El parque se torna peligroso e intransitable.

Y sin embargo, a la mañana no quedan restos de la noche, el sol vuelve a brillar y en seguida la vida vuelve a surgir, a abrirse paso como el capullo de una oruga se abre hasta dejar salir una bella mariposa.

Yo los miro desde mi casa-prisión mientras fumo un cigarrillo. Ni siquiera conozco el nombre del parque.



4 comentarios:

Laura Martillo dijo...

calistenia, es una palabra musical...vaya que si.

Lena yau dijo...

Las dos caras de la luna...en el parque.

Besos

Tomamientras dijo...

En el parque de mi casa si dejan rastros, comom botellas vacias, puchos,,, hasta pichi en bolsa

Soy ficción dijo...

Una vez lei un libro de barrenderas que limpiaban parques como ese. Eran ellas las que lo devolvian a su "lado bueno". Heroicas no?