martes, 7 de abril de 2009

Hombre

 En un parque, del que no diré su ubicación ni el nombre, habita un hombre.

 

La sabiduría popular le denomina “loco”.

 

Si lo miramos desde atrás no le veremos la cabeza ya que la baja tanto que no se le puede ver, y si lo pensamos más, nos daremos cuenta que sus ojos tendrían que estar siempre mirando el suelo por lo que caminar se le haría muy complicado; sin embargo el hombre camina tambaleante pero seguro.

 

Cuando lo hace, arrastra consigo tres bolsas inmensas rellenas de quién sabe qué. Su paso es lento y se pueden oír el frotar de sus viejos zapatos en el suelo. Lleva una sucísima camisa a cuadros que alguna vez debió poseer colores vivos y hermosos, el pantalón sujeto con una cuerda y sus manos, qué imagino artríticas, se aferran a sus bolsas como si se tratasen de tesoros valiosos.

 

Lo increíble de esta historia es que no importa el día del año que sea (aunque ello no me consta porque no le he vigilado exhaustivamente), el hombre siempre comienza a cruzar el parque a las 6:48 a.m. ¿Cómo lo hace?, ¿Qué le dice la hora exacta en qué debe comenzar a cruzar el parque?

 

Se prepara, incluso, para el paseo, da dos vueltas sobre sí mismo y a la hora señalada comienza a andar. Cruza y luego desaparece entre lo inmensos árboles que crecen al otro extremo del parque y luego se pierde en la distancia.

 

Confieso haber sentido el deseo de seguirle, pero ustedes saben que las obligaciones laborales no permiten ningún tipo de tolerancia a la tardanza, entonces debo regresar a casa, alistarme y salir a la oficina, la entrada es a las 8:30 a.m. en punto.

 

Al llegar a mi edificio cruzo el inmenso vestíbulo hasta llegar al reloj marcador y por allí deslizo el pase de acceso y desaparezco entre las plantas artificiales dispuestas en bellas macetas que adornan la estancia.

 

 

 

 

3 comentarios:

Gittana dijo...

Dioses!!! Muchas veces me he preguntado que tanto guardan estas personas en sus bultos... recuerdos??? traumas??? depresiones??? toa una vida...

Valeria Elías dijo...

Querido George, creo nunca haberte abandonado, pude haber tomado distancia, pero nunca desistí de vos... así que no te sientas solo, yo entro a tu blog jeje lo sabes... besos cuidate te quiero mucho!

Taller Literario Kapasulino dijo...

Me ha gustado mucho tu post!
Me gusto como lo contaste.