jueves, 29 de octubre de 2009

desvariante

tal vez era marzo, no lo recuerdo muy bien.
 
pero si recuerdo qué aun hacía calor y que durante las noches corría un viento frío "abrígate oye, te vas a enfermar..." oíamos que nos gritaban.
 
fines de marzo, quizá.
 
yo quería ser adulto y comprender la realidad (ja, hasta ahora no lo hago)
 
lo que había sucedido era que alguien había muerto, lo sé, porque recuerdo las caras largas de las personas, pero no recuerdo ver llorar a nadie.
 
(entonces apagaba la luz de mi habitación y me escondía debajo de mi cama, mamá llegaba buscándome y bajo mis colchas encontraba una almohada, entonces yo aparecía de debajo de un salto poderoso para sorprender al enemigo, ¡ah!, gritaba y me abrazaba a su brazo, pero no era madre, era Daniel que se desprendía de mi y corría con la cara alborotada gritando "¡mamá, mamá!", luego yo me reía de la cara que había puesto y me acercaba a él y le regalaba un muñeco del pato donald que adoraba y solía llevar a todas partes como si fuese parte de mi; era mi amigo, mí único amigo. miento, Daniel era la única persona con la que juagaba. armábamos en fila decenas de soldados y robots que se enfrentaban a otro ejército igual de poderoso que el primero, Daniel siempre me derrotaba, entonces organizaba la contraofensiva pero igualmente era repelido por sus fuerzas totopoderosas, indestructibles)
 
 
 

1 comentario:

Sid dijo...

Nunca llegamos a ser adultos, quisa los demás nos ven como alguno, pero nosotros solo somos nosotros ni adultos ni niños, con nuestros soldados y la bicicleta y nuestros patos Donald y los transformers y la pelota de futbol. Solo somos nosotros, ni niños ni adultos, ni viejos ni muertos, solo nosotros...