jueves, 13 de octubre de 2011

pesadilla uno



Soñé que mataba un hombre. No a cualquier hombre, sino a alguien muy cercano. En el sueño, él era un amigo.

Si quieren relacionarlo a la realidad, poco tendría que decir.

Amanecía, a la puerta de mi casa llamaba la policía, pero yo aun no sabía que eran policías. Me levanto de la cama, muy agotado, camino por la sala, entre desórdenes varios: no presto atención a ninguno de los objetos bajo mis pies; tampoco al líquido pegajoso que retenía mis pasos. Abro la puerta:

-       Señor George.
-       Si...
-       Venimos a llevarlo...

Los sueños también son caóticos, desordenados y viscosos. Horas, quizá días o semanas después, estaba preso, acusado de matar a una persona. Vagamente recordaba una pelea y un disparo. El disparo con el que debí haberle matado.

A Julio lo encontraron recostado en el sofá con una bala en el estómago, desangrado. Los vecinos habían escuchado ruidos de una pelea y luego el estruendo del disparo. La mayoría de los testigos había declarado en mi contra; el resto, prefería no opinar.

-       Es un hombre violento – habría dicho uno.
-       Siempre tiene esa mirada enigmática ... – iniciaba otro
-       ... seguro oculta algo – y terminaba alguien más.
-       Tampoco le gustaban los animales, debe ser una persona muy dolida
-       De repente – y la mujer se persignaba silenciosamente.

Si, había sido yo; debía serlo. Recordaba haberme puesto en pie, haber forcejeado, haber escuchado el disparo, pero lo recordaba lejano, como en los sueños, como en las borracheras. Mientras tanto, los medios masivos hacían una feria conmigo, vendiendo mi imagen como la de un criminal frío y desalmado. Debía serlo: no solo no recordaba nada sino que no sentía ningún tipo de remordimiento o de culpa.

¡Pero todo era un sueño!, estaba soñando: por momentos sentía la respiración de Claudia, mi esposa. Pero lo sentía como el espejismo que deben ver los extraviados en el desierto, como la orilla de tierra firme que ve un naufrago en altamar. Sin embargo, me era imposible recordar.

Aunque, debo decirlo, había momentos en que abría los ojos, y sin poder moverme o hacer algún ruido, intentaba convencerme que esto era más que un mal sueño. ¡Un sueño!

-       Es un hombre malvado, le he visto...
-       Acumula malos pensamientos...
-       Es alguien muy lleno de ira y de tristeza...
-       Ha matado antes, es lo que dicen...
-       Es un monstruo
-       No queremos personas así cerca...







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