Esperé con ansia el amanecer, corrí desesperado hasta su oficina, la encontré vacía y me escabullí dentro.
Hace muchos años, solo me bastó apenas un instante para saber que la quería. Y que la querría siempre que pueda. No importaba si rehúye o desaparece. No.
"No es más que una planta", pensé, pero cuando J. dijo "gracias... está muy bonita... ", con el agradecimiento tan auténtico, me hizo sonreír por una semana entera, incluyendo las noches y las horas de trabajo.
Puedo decir que nunca me había sentido tan contento como aquella semana. Es por eso que es mail empalagoso es para desahogarme de mis iras y de ese vértigo que ahora me inunda.
No importa, entonces, que la planta comience a morirse por falta de agua o lo que sea. ¿Quién cuida las plantas en estos tiempos?
Aun así, si no la quisiera ¿qué podría hacer?, simplemente no podría continuar en esta vida.
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